jueves, 4 de noviembre de 2010

Leer a Kirchner

Me estoy enfermando.
Desde que se murió Kirchner (todavía no me sale decirle Néstor) no dejo de consumir todo lo que se genera en torno a su figura.
Nos levantamos ese día pensando en el censo y nos azotó la muerte del ex presidente. De ahí en más TV prendida, radio, webs de diarios y redes sociales a full.
Antes de que Rosendo Fraga terminara de enjuagarse las manos, ya había leído su columna de opinión.
Se cruzaron Mempo, Cavallero, Verbitsky, Morales Solá, Pagni, Calamaro, Pablo Marchetti y no sé cuántos más (después Miller y Laría).
Pasé por la mayoría de los diarios de venta nacional y los de la zona, blogs y comentarios en Facebook y Twitter.
Me leí todas las crónicas de Las Águilas Humanas recomendadas más abajo.
¿Cuánto durará todo esto? ¿Cuántas pastillas me dijo, doctor? ¿Deja secuelas?
Leo y maldigo la distancia. La puta distancia que me impidió estar en la plaza esa primera noche para hacer mi propia crónica, para ver pasar la historia.
Maldigo el puto precio del pasaje Roca-Buenos Aires. Moreno, hacé que bajen los pasajes!!!
Me entristeció la muerte de Kirchner, pero –como se remarca en varios textos- fue una sensación rara. Esa noche, no sé bien cómo decirlo, pero fue como cuando vas a un recital de una banda con amigos, supongo que te habrá pasado. El recital está tan bueno que querés salir y quedarte tomando y hablando como si pudieras hacer eso por el resto de tu vida, como si fuera a ser joven toda la vida.
Eso me pasó.
O algo parecido. Me dieron ganas de encontrar amigos para emborracharnos y hacer especulaciones y hablar de política como si supiéramos, como si tuviéramos alguna idea de la forma en que se construye y se mantiene el poder, en cómo se hace política a ese nivel.
Pero eso no pasó y seguí leyendo.
Y además de las notas que ya recomendé acá y en las redes (a)sociales, voy a insistir con otras.

Los que no se cansaron de leer a Néstor pueden tirarse de cabeza al vértigo de El miedo y lo sagrado, Laura Meradi:
“Lo que explotó el miércoles con la muerte de Néstor Kirchner, era inminente: hacía meses que pulsaba por salir. Se necesitó que explotara un cuerpo como un símbolo, que un cuerpo fuera entregado como sacrificio a la tierra, para que explotara el pueblo que se articulaba alrededor de ese cuerpo. Para que explotaran las ideas, las dudas, los miedos, las creencias. Para que explotaran los moldes, las burbujas de ilusión, los anteojos negros, los antifaces, las máscaras”

O también dejarse llevar por La muerte de una estrella, de Alfredo Jaramillo.
“La muerte genera esas cosas: cuesta tener un pensamiento y recordar la historia, los matices, las alianzas. Pero esá bien que así sea, porque en este largo y enorme funeral nos encontramos con otros a preguntarnos qué es lo que somos y qué es lo que estamos llamados a ser”

Buen provecho.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

una pavada mas

Conjuro dijo...

Una pavada más, una pavada menos, bah...

Opadromo dijo...

Sobre Néstor, la muerte y la oligarquía salteña:


http://opadromo.blogspot.com/2010/11/profetas-del-odio.html

Conjuro dijo...

Unos gauchitos bárbaros los profetas.

Conjuro dijo...

Unos gauchitos bárbaros los profetas.