martes, 29 de abril de 2008

Me voy bien a la mierda


Le hago caso a Peach y arranco.
No es por andar ostentando, pero con mi novia nos vamos dos semanas de vacaciones.
Cuando vuelva prometo estar más salvaje que nunca (¡?)
Chau, felicidades.

lunes, 28 de abril de 2008

Conjuro azulgrana


En absoluto se me ocurriría reclamar derecho de autor, pero lo de Riquelme y los lentos ya había sido tratado en este blog.
Para la semana que viene pronosticamos la llegada a pleno del mes de mayo y que si se va un Fernández va a ser Alberto.

jueves, 24 de abril de 2008

Un mal viaje

Si el viajar es un placer… ¿por qué no les avisan a las empresas de transporte?
Todo comienza cuando hay 46 asientos y justo el que no se reclina es el tuyo. Vos tratás de calmarte y no darle bola.
Parece que la suerte cambia cuando por el pasillo/pasarela una belleza parece desfilar hacia vos. De pronto gira para el otro lado del pasillo y le dice a un mastodonte de 1,90 y 133 kilos “me parece que ese es mi asiento” y lo manda a que te comprima contra la ventanilla.
La película a todo volumen -que parece elegida por tu abuela- termina y cuando estás por suspirar arranca la música.
Aquel que haya viajado alguna vez en colectivo sabe del refinado gusto musical de los choferes. Entre los más grandes va de los Pimpinela a José Vélez pasando por Dyango, mientras que los más jóvenes disfrutan de aputasadores del folklore como Los Nocheros y Luciano Pereyra.
A falta de un trago para calmarte, buena es una infusión. En el bamboleo te das la cabeza contra el televisor, pero alcanzás a llegar al eufemístico bar. Con algo de suerte volvés zarandeado por el pasillo y te sentás a gozar de ese café hirviente, cochinamente dulce, asquerosamente adictivo.
De almuerzo te traen un sánguche marchito con mayonesa de dudosa procedencia y una gelatina que tiembla más que vos la primera vez que fuiste preso.
Encima la chica de atrás se descuida por un segundo, la mamadera cae al suelo y la leche caliente se empieza a escurrir por las ranuras del piso de un extremo al otro de colectivo.
Reprimís las ganas de vomitar cuando escuchás que llegaron a destino. Bajás medio descompuesto y te topás con el auxiliar de a bordo (que en su vida auxilió a alguien), quien, con una sonrisa más falsa que político en campaña, te dice “espero que haya disfrutado el viaje”.

miércoles, 23 de abril de 2008

¡Qué boludos que son estos peronistas!

No prosperó el pedido de censura de Lorenzo Pepe y fueron los jóvenes peronistas los que, enculados, se encargaron de responder por el capítulo de Los Simpson en el que se "descalifica" a J. D. Perón. Para ello, la JP se valió de personajes de historietas argentinas.

Patoruzú: Sí, a Perón lo eligió el pueblo... y él cuando tuvo que elegir se quedó con López Rega y su triple AAA.
Clemente: Te sentís identificado con Perón porque no tenés manos (igual que Abbondanzieri). Maradona hizo de brasilero en una publicidad para levantar guita y Perón era bastante dictador. Mafalda: Tenés razón "con los desaparecidos no se jode"... entonces que aparezca Julio López y que NK y CFK cuenten por qué no le daban bola a los DDHH cuando estaban en Santa Cruz.

lunes, 21 de abril de 2008

El mundo se fue al carajo... (4)


... cuando la carnicería del barrio pasó a manos bolivianas.

Todo bien con la apertura económica a los hermanos de la Patria Grande -yo les compro verdura en el negocio que tienen al lado-, pero hay patrimonios culturales que el Estado no debería permitir que sean enajenados.
¡¿Dónde está la Ley Clarín cuando la necesitamos?!

sábado, 19 de abril de 2008

Epígrafe de "Abril Rojo"


“Los hijos del pueblo no han muerto, en nosotros viven y palpitan en nosotros”, Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso.

“La guerra es santa, su institución es divina. Y una de las sagradas leyes del mundo. Mantiene en los hombres todos los grandes sentimientos. Como el honor, el desinterés, la virtud y el valor, y en una palabra le impide caer en el más repugnante materialismo”, Helmunt Von Molke, citado en el folleto senderista “Sobre la Guerra: proverbios y citas”.

Epígrafes aparecidos en “Abril Rojo” de Santiago Roncagliolo, comprado en un puestito de La Paz, obviamente, pirata, pero con todas las páginas en su lugar.

martes, 15 de abril de 2008

En el chiquero del rock, Porco (es) Rex.

(Nota publicada en el blog Escafandra)

Aunque usted no lo crea, Escafandra fue el único medio escrito de la región que tuvo un enviado especial en el recital del Indio Solari... y encima se acuerda de algunas cosas.

En el chiquero del rock, Porco (es) Rex.
En el fangal de una escena mediocre, el Indio es un tipo capaz de robarle el gorro el diablo.
Al menos eso es lo que creen sus fanáticos, los 40.000 que se dejaron robar el alma en una difusa noche cordobesa, entre ellos, el que hoy escribe esta nota.
El público que copó el sábado a la noche el anfiteatro de Jesús María se asemejó en parte a la hinchada de Racing. Una banda de una fidelidad inexpugnable que le canta al pasado (la grandeza académica = la mística ricotera), que sabe de alegrías esporádicas (triunfos esquivos = recitales insuficientes), que encuentra en ese terreno un motivo para seguir adelante porque el que está en la cancha/escenario vive/es por él y se infla cuando sus gargantas se rajan cantando, y ese aliento legitima una pasión que puede no tener razón de ser, pero quién les va a hablar de racionalidad cuando la piel estalla.
La comunión se celebró apenas el Indio asomó su magnética voz para decirle al mundo ricotero lo que ya sabía: que de golpe ya no importaba el tiempo de espera, que se habían vuelto a encontrar y que, está bien, no estaban los Redondos detrás, pero contaba con Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado para aclimatar la noche.
Arrancó confesando que “Pedía temas en la radio”, siguió con “Ramas desnudas” y completó el podio saboreando “Martinis y Tafiroles”.
Después de agradecer la presencia de todos (“para un productor independiente esto es muy importante”), anunció “una que sepamos todos”. El anfiteatro se deshizo con “La hija del fletero” y después con “Tarea fina”.
La pantalla regalaba animaciones poco atractivas, con un fondo de pirotecnia de segunda en un mar de trapos de mil batallas.
El Indio siguió repasando canciones de su último trabajo con “Bebamos de las copas lindas”, “Tatuaje”, “Porco Rex”, “Por qué será que no me quiere Dios”.
En diálogo bastante fluido con el público, ironizó que iba a hacer algunas de las canciones que habían motivado los kilométricos viajes hasta tierras cordobesas.
Así, en distintos momentos, se robaron la emoción “Angel para tu soledad” y “Me matan Limón”. Esas canciones ahorraron las lágrimas de la petisa de Avellaneda que antes del recital decía que si no hacía temas de los Redondos iba a volver a su casa llorando.
Las lágrimas que sí deben haber soltado los dos mendocinos drogados y borrachos que mientras esperaban el colectivo, que borrara los 50 kilómetros que separan Córdoba capital de la tierra de la Doma y el Folklore, confesaban que no iban a soportar estoicos si sonaba “Pabellón Séptimo” (El Tesoro de los inocentes – Bingo Fuel).
Después de ese crudo relato carcelario, el Rex de la noche anunció que estábamos en “el momento tumbero” y relató el devenir del “Pibe de los astilleros”, aquel que “fue unos meses a Caseros”.
No me pidan que recuerde con exactitud el orden de los temas, supongo que se subvirtió en el pogo de la masa ricotera. Apenas si alcanzaba a ver que sobre el escenario el Hombre estaba acompañado de dos guitarras eléctricas, una acústica, bajo, teclado, batería, saxo y trompeta.
El disco nuevo seguía rodando y cada tanto se colaban los viejitos: “Nueva Roma”, “Ella debe estar tan linda”, “El infierno está encantador esta noche”.
En uno de los cortes, volvió con “Nike es la cultura”, pero la que le revolearon apostaría que fue una Topper roñosa. El Indio paró a la banda y despotricó contra la costumbre de tirarle cosas a los cantantes y, más aún, contra la puntería de esos francotiradores.
Podría contarles cómo sonó la banda, pero la verdad es que no soy crítico de rock. Apenas me alcanza para decir que las guitarras de a ratos podían rajar el cielo nublado y que el saxo te podía hacer levitar sobre ese pasto pisado por caballos que se mueren potros sin galopar.
Decenas de banderas hablaban de la presencia del conurbano bonaerense y de los seguidores de distintos puntos del país. Los mismos que lo escucharon anunciar “nos vemos en Tandil el 5 de junio (¿o dijo julio?)”.
El líder de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado se fue con un trío potente. Anunció que un “gripazo” lo tenía a mal traer y convidó a cantar “Juguetes perdidas”, dejó que la banda se luciera con “Flight 956” y ofreció al público la elección del tema que iba a cerrar el recital. No se escucharon protestas cuando la mayoría repitió como un mantra la perversa risa de “Ji, ji, ji” para ensayar el que alguna vez fuera denominado “el pogo más grande del mundo”.
Eso fue to-to-todo amigos.
Apenas quedó tiempo para que desde el cole de vuelta a la capital mediterránea saludáramos a dos chabones que peinaban líneas en el techo de un Ford Taunus.
Apenas si quedaron fuerzas para que, todos los que atestábamos el micro roñoso, saltáramos cuando llegando al peaje una de las chicas dijo que el que iba de acompañante en el BMW azul oscuro era el mismo pelado que habíamos visto en el escenario, ese que bajó la ventanilla para saludar y se perdió a toda velocidad en la imborrable noche.

miércoles, 9 de abril de 2008

T-Shit


Sabía que no iba a pasar demasiado tiempo para que los editores de las revistas de moda me convocaran a formar parte de sus tapas.
En esta ocasión luzco una remera que me compré en Buenos Aires (Av. Cabildo al… quién sabe).
Lo difícil fue salir del local. La vendedora empezó a hinchar las pelotas con que me llevara otra a menor precio. Yo me negaba y ella bajaba el precio, nuevamente me negaba y volvía a bajar el precio. En un momento ya me dio vergüenza y terminé llevando otra de “Japan” para mi hermano (y un llavero de regalo).
¿Por qué “London”? Porque hago lo que se me cantan las pelotas… puede ser una respuesta, pero me parece desubicado.
Hay dos razones más sensatas:
- Por el disco “London Calling” de los Clash.
- Porque en London vive mi amiga Valery Karpin y con ya alcanza.

lunes, 7 de abril de 2008

Iggy y Bowie en tus sueños


Conducía un camión lleno de dinamita por la Plaza Roja cuando se dio cuenta de que ya no había nada que hacer allí. Se acordó de la foto de Iggy Pop y David Bowie en Moscú. Trató de encontrarlos, pero no dio con ellos. Así que comenzó a angustiarse y se angustió tanto que se despertó.
Le pregunté: ¿qué coño pasa?
Y dijo: Nada, sólo era un sueño.
Después volvimos a quedarnos dormidos. Soñé que tenía una pistola de plata. Una pistola preciosa. Primero disparaba contra el tío que mató a Lennon y pensaba: está todo bien, pero después me ponía a dispararle a todo el mundo.
Disparaba sobre los iban de uniforme y me daba igual que fueran policías, carteros, azafatas o futbolistas. Sinceramente no sabía qué pensar al respecto. Cuando se terminaron las balas, tiré la pistola al suelo y eché a correr. Corría tan deprisa como podía, y podía correr realmente deprisa. Tanto que los niños temblaban en sus asientos cuando pasaba cerca de un colegio. Corría mucho más deprisa de lo que nunca he corrido despierto, dos o tres veces más. Cuando llegué a Moscú me puse a buscar a Iggy y a Bowie pero para entonces ya era viejo y estaba cansado. Un chico con una cazadora de cuera roja me dijo: Bowie ya no está aquí, se ha ido a Berlín, Iggy está con él. Hace un rato ha venido tu chica, pero ella corría más que tu. Ya debe estar allí. Después el chico se marchó y me quedé solo y empecé a comprender que todo era un sueño, desde el principio. Porque yo no podía ver en sus sueños y porque ni siquiera tenía chica.
Mucho años más tarde estuve en Berlín con ella y, a pesar de que Bowie ya no estaba allí, pasamos un tiempo extrañamente feliz. Berlín es una ciudad jodidamente extraña. Contamos ángeles debajo de la lluvia, saludamos a la gente del circo cuando ya se marchaban, compramos medallas a los desertores y yo me acordé de algo que decía Bob Dylan: “te dejaré estar en mis sueños, si yo puedo estar en los tuyos”.

“Héroes”, Ray Loriga, pág. 11-12.

domingo, 6 de abril de 2008

Muñecote


¿Qué clase de infantes infradotados éramos que pasamos horas mirando una serie protagonizada por estos muñecos espantosos?
¡Cuánto mal nos ha hecho la televisión! Y encima ya es tarde, demasiado tarde para recuperarnos.

jueves, 3 de abril de 2008

“Siiii, siii, si lo sabe, cante”


Entre las preguntas absurdas que me asaltan (aunque Cristina evite mencionar la palabra inseguridad), una de las más recurrentes es ¿qué será de la vida de las secretarias de Roberto Galán?
El destino de Roberto es más conocido: el Olimpo de los Artistas y algún cementerio que pocos deben visitar.
Pero, ¿qué habrá sido de ellas? Yo recuerdo a las últimas cuatro, de la época en que “Si lo sabe, cante” había vuelto al aire en América. Dos ¿rubias? y dos morochas.
Galán había estado un par de años alejado de la TV, desde que había dejado de mirar a cámara para repetir: “Yo me quiero casar, ¿y usted?”.
Volvió una siesta a mediados de los ’90. Lejos del brillo menemista (él que había curtido peronismo con el General), su programa era de una sencillez que daba pena. Mientras otros regalaban viajes al exterior y aparatos electrónicos, en “Si lo sabe, cante” los ganadores se contentaban con un canario, una cadenita y una guitarra (creo que sólo para el que se impusiera al cierre de la semana).
La tribuna se llenaba de gente de barrio que llegaba en colectivo para estar dentro de la caja idiotizante. La orquesta -de porte tanguero- tenía que fluctuar por los caprichos musicales de los desafinados cantantes, que ni siquiera se imaginaban una Operación Triunfo o cantar para hacerle ganar plata a Tinelli.
De a poco fueron mejorando los premios, día a día nos fuimos sumando los televidentes, clavando siestas frente a la tele para ver (más que escuchar) a esos personajes ridículos y queribles.
Cuando alguno tartamudeaba, Roberto decía “está nervioso, ¡que vengan las chicas!”. Las secretarias lo rodeaban y empezaban a franelearlo mientras le cantaban “está, está nervioso, está, está nervioso; hay que mimarlo porque es mimoso, hay que abrazarlo porque está nervioso”.
Cada vez que me pongo nervioso, me pregunto lo mismo, ¿qué habrá sido de ellas?


Publicado en la revista Leche Nº 24.
Foto tomada de http://www.metepua.blogspot.com/