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miércoles, 16 de diciembre de 2009
Trasandineando
Esta entrevista ya apareció en este blog, ahora se publicó en un medio chileno. Alberto Laiseca en 60 watts.
lunes, 7 de septiembre de 2009
El monstruoso Conde Láisek

La sala es ganada por la oscuridad. Alberto Laiseca mueve despacio un cuerpo cansado. Sube al escenario y se acomoda detrás de una mesa rodeada de viejos libros. Le acercan una cerveza, acomoda el micrófono cerca de esos bigotes de ficción y anuncia que va a empezar con “El corazón delator” de Edgar Alan Poe
Afuera corre el viento y la puerta rechina. Parece una obviedad.
Tres días más tarde, me bajo traqueteando de la línea A de subte y me encamino a su casa.
Laiseca vive en la planta baja de un edificio cualquiera de un barrio de clase media porteño, pero ingresar a su departamento es desplazarse a otro espacio. A uno con paredes de libros y en el que sólo hay lugar para una cama desordenada, dos gatos, un par de perros en el pequeño patio y un escritorio con más y más libros.
En alguna oportunidad dijo que “sólo los libros podrán protegernos”, ¿de qué tendrían que hacerlo?
De la falta de imaginación, querido. Cuando yo era chico, era un mundo bastante duro el de la década del 50. No tenías ningún derecho, tenías que responder a distintos tipos de despotismos, tu padre, los mayores, todo el mundo tenía poder menos vos, eras el último orejón del tarro. El único refugio era la lectura, ahí estaba la imaginación, uno se defendía imaginando, creando mundos. En esa época no sabía que iba a ser escritor, sin embargo, me estaba preparando para serlo.
Actualmente veo que los chicos están muy entusiasmados con Internet, no han leído un sólo libro, no piensan leerlo y hasta se sienten orgullosos de eso. El mundo se ha sostenido con imaginación en la economía, en las artes, en la ciencia; si hoy renunciamos a la imaginación, porque ellos, nuestros herederos renuncian a la imaginación, qué clase de mundo van a sostener.
La crisis mundial es un proceso que ya hemos visto a lo largo de la historia. El colapso es por falta de imaginación
¿Una crisis puede impulsar la creatividad en la cultura?
No, la cultura se jode, como se jode todo, no se beneficia de ninguna manera. La crisis no es inspiradora, sólo caga la vida. Hace que vos tengas que trabajar diez veces más que antes para poder comer y que cada vez le dediques menos tiempo a lo que es tuyo, que es el arte. Es como la gente que dice que las oposiciones de los mediocres son buenas porque así uno se fortalece… ¡mentira! Los mediocres no son necesarios para nada, lo único que hacen es desgastar.
Usted sostiene que hay que asustar a los chicos, ¿para qué puede servirles el miedo?
Fundamentalmente para poner en funcionamiento esa imaginación que está atrofiada. ¿Usted sabe por que el niño se asusta? Porque descubre que lo monstruoso existe. Entonces se pone en estado de alerta, así es como llega al conocimiento y de esa forma está más preparado para defenderse en la vida. Porque los monstruos existen, esto es absolutamente cierto. Existe el monstruo del ropero, el de debajo de la cama y todo el resto… y el que no lo crea, que salga una noche oscura y doble en la esquina sin mirar y va a ver sino lo agarran. Después que me diga si existen los monstruos o no.
Laiseca ríe una risa monstruosa. La misma que patentó en los “Cuentos de terror” que hace unos años narraba por televisión y que hora reaparece en el ciclo “Los cuentos del Conde Laisek” en el Centro Cultural ZAS en Buenos Aires.
Usted sabe que es una leyenda, ¿cómo vive con ello?
No, no lo sé.
Alguna vez lo habrá escuchado.
Le voy a decir una cosa (pita el cigarrillo profusamente)… yo he aparecido en un mundo nuevo que es muy distinto al que estaba acostumbrado. Hoy todo es ‘toco y me voy’, entonces a mí no me interesa si soy una leyenda, lo que me importa es cómo carajo puedo hacer para encontrar a mi lado personas que no quieran seguir con el ‘toco y me voy’. Ese es mi drama, ese es el tema.
¿Las encuentra entre las personas que asisten a sus talleres?
A veces sí, a veces están entre ellos.
¿Y cómo hace para no convertirse en un “asesino serial de sus protegidos” como decía cuando hablaba de los maestros?
Mirándolos. Mirándolos y escuchándolos. Esa es la manera.
¿Encuentra en ellos alguno que siga su línea?
¡Nooo, ni quiero! ¿Sabe cuál es la línea mía que quiero que sigan mis discípulos? Quiero que sigan a su propia alma. No quiero que tener una fábrica de Laisequitas, quiero que cada uno sea él o ella, y me parece que lo estoy consiguiendo. Mis alumnos, los mejores, escriben muy distinto a mí. Lo que siempre busqué es darles un aire de libertad para que exploten su genio.
Más allá de que no le interese ser una leyenda, serlo a veces implica una repetición del nombre que no siempre va acompañada del conocimiento de la obra, ¿tiene más lectores o más comentaristas?
(Risas en el taller del diablo) No lo sé, tengo algunos lectores, por suerte. El problema no es ese. Yo sé que mientras viva, aunque más no sea por mi carisma, por lo que hincho las pelotas o por lo que fuera, siempre voy a conseguir gente que se interese y me lea. Lo que a mí me preocupa es qué va a pasar conmigo cuando haya muerto. Porque a pesar de que hago todo lo posible para que ello no suceda, algún día va a ocurrir.
Me preocupa el caso de Leopoldo Marechal, un tipo al que, a pesar de algunas diferencias, yo admiro profundamente. Era un genio. Escribió “Adán Buenosayres”, una obra fundacional de la literatura argentina. Hay una Avenida Leopoldo Marechal, plazoletas, bibliotecas, cosas así, pero nadie lo lee.
A Marechal y mí, cuando llegue el momento, nos tocan las generales de la ley y es que cada vez la gente lee menos. En la década del ‘60 no haber leído “Adán Buenosayres” era una vergüenza. Hoy muchos se sienten orgullosos de no leer un libro en su vida. Dicen ‘ese pibe es medio raro… lee, qué podés esperar de un tipo que lee’.
¿Cómo se recupera el prestigio de la palabra escrita?
Convenciendo a la gente de que sirve para algo. Esto está relacionado con lo que hablábamos antes, hay que saber que la lectura sirve para imaginar.
A partir de los talleres, el ciclo de cuentos y el programa que salió por I-SAT, usted tiene un fuerte vínculo con los jóvenes.
Sí, y eso es lo único que me da esperanzas, pero nada más que esperanzas, acá las certezas están ausentes.
¿Cree que ese vínculo se forjó por su aparición en la pantalla o por los temas (humor, sexo, delirio, sangre, horror) que despliega en sus textos?
Yo creo que son los temas más que nada, igual a mí ayudó mucho la contada de cuentos por televisión para acercarme a la gente.
¿Podría repetirse?
Estoy abierto a las propuestas. Como siempre he dicho: lo peor que podés hacer en este mundo es agitarte excesivamente. Más te agitas, menos conseguís; más tranquilo estás, más cosas te van a llegar. Es la historia de mi vida.
En esa historia, Alberto Laiseca fue peón de limpieza, cosechador, obrero, operario telefónico, corrector de galeras en el diario La Razón.
¿Cómo lo ayudaron en su oficio de escritor esos trabajos?
Me ayudaron a vivir, a mirar a los demás y a tomar contacto con la vida. Yo era un chico perdido en la noche, de probeta, prácticamente. No tenía la menor idea de la vida y del arte… ¡y quería ser escritor! Difícilmente se pueda llegar a ser escritor así. Tenés que empezar a vivir primero, después contame, después vamos a ver si servís para algo, pero primero viví. Por eso largué todo, dejé mis estudios de ingeniería y demás. Esa es la manera en que empecé a ser un escritor.
¿Hay espacio para el delirio en la literatura actual?
El delirio siempre se ha terminado por abrir paso en la literatura inglesa, china, rusa, argentina o del origen que fuera. No es que le hagan lugar al delirio, es el delirio el que se abre, se genera su propio espacio en la realidad.
¿Qué siente que le queda por hacer?
Muchísimo, no tengo la menor intención de morirme por el momento, si eso es a lo que se refiere y sabe por qué… porque, como siempre digo, en el otro mundo no hay ni tetas ni cerveza, jygjygjyg (o algo así, la interjección de la risa de Laiseca es casi intranscriptible).
Así no tiene sentido pasarse al otro lado.
No, ni interés que tengo en ir al otro lado, es un opio, déjeme de joder. Acá las cosa irán bien o mal, pero por lo menos hay cerveza y tetas, que no es poco.
También hay muchos libros, ¿tiene alguna envidia literaria?
Tengo muy pocas envidias literarias y son totalmente raras. Le voy a decir lo que no envidio. No envidio el “Ulises” de Joyce, no porque no me guste, no porque no lo admire, sino porque sé lo que le costó a Joyce: quedar ciego. Además, es un tratado de la humillación. Solamente se puede escribir un libro así habiendo sido humillado toda la vida.
No envidio “Las palmeras salvajes”, sencillamente porque no, me alegra que exista, pero eso es distinto. Lo mismo me pasa con la literatura china que me formó mucho, ni siquiera a Shakespeare que también tuvo que padecer las suyas ¿Qué está diciendo Shakespeare en los sonetos? Me dejaron solo, ustedes, los jóvenes me dejaron sólo, ustedes, los jóvenes, se fueron el uno con el otro, total el viejo no sirve para nada, pero lo que pasó es que al abandonarme, ustedes también perdieron, perdieron la sabiduría.
Lo más parecido a la envidia que tengo son obras totalmente desconocidas, por ejemplo “La batalla”, de Claude Ferrerè, escritor ya olvidado. Es una cosa estremecedora, tiene tanto que ver conmigo, que por eso me atrevo a hablar de algo parecido a la envidia. Es sobre una batalla naval entre los japoneses y los zaristas, me vuelve muy loco, porque ese soy yo, estoy ahí.
Es verdad, Laiseca está ahí. De golpe se traslada a principios del siglo XX, se mete en el escenario de la batalla y cuenta una historia de amor, traición, violencia y honor. Laiseca narra con pasión, con dolor, con una emoción que lo lleva a las lágrimas.
En sus presentaciones, en distintos momentos, habla de la abundancia y de los anacoretas, ¿en su obra en qué ha sido abundante y en qué ha sido un anacoreta?
A mí no me gustan los anacoretas, empecemos por ahí, me parece que es gente que se pone de espaldas a la vida. He tratado de ser lo más abundante posible. Si usted modifica su vida para que sea lo más abundante posible, también podrá modificar su obra para que sea lo más abundante posible. Vida y obra vienen juntas, caballero.
¿Cómo construyó su obra?
Afanando tiempo a otros sitios, a laburos, a relaciones, así son los odios que te ganás también, pero bueno, sino no hubiera podido escribir “Los Soria”… tardé diez años. Espero que haya una reedición el año que viene, ha sido un buen negocio para los editores.
¿Y para usted?
Cada tanto me trae algún dinerito, pero no es eso. Lo que más me importaba era la publicación, ¡16 años sin publicarse después de terminada… 16 añitos, jygjygjyg!
Algunos autores se conformarían sólo con haber escrito “Los Soria”, ¿para usted qué representa?
Un trabajo bien hecho y bien terminado, me llevó diez años. Es el trabajo en el que mejor expreso mi cosmovisión. Es mi obra capital, aunque también quiero el resto de mis libros que me aportan otras cosas distintas a “Los Soria”.
Usted es de los que creen que el compromiso del escritor es influir sobre la sociedad, ¿lo consiguió con esa monumental novela de 1.300 páginas?
No lo sé, me conformo con que mi obra en general influya de alguna manera sobre la sociedad, no específicamente “Los Soria”. No sé con cuál obra habré influenciado a más gente, si es cuestión de pedir, vamos a pedir mucho, espero que haya sido con todos mis libros.
Alberto Laiseca le da un respiro a su tos para seguir fumando. Corre al gato que deambula entre los libros de su escritorio y se baja del escenario. La cerveza se sigue calentando y él se despide recordando que los monstruos son más reales de lo que uno cree. Afuera corre viento, un viento que barre la noche. A la vuelta de la esquina, los monstruos acechan.
Mario Favole
martes, 2 de diciembre de 2008
Soja, fósforo e inversión
Hace algunas semanas le hice una entrevista a Guillermo Priotto, coordinador del área de Educación, Ambiente y Desarrollo Sustentable de CTERA.
Priotto estuvo en Roca para dar una charla sobre Educación Ambiental, remarcó que está lejos de las campañas "tipo ‘Salve a las ballenas’" y destacó la necesidad de asumir una perspectiva crítica sobre esta problemática.
Entre otras cosas, dijo lo siguiente:
“Hay un montón de costos, de pasivos ambientales, que no están siendo internalizados en los costos de producción y venta. Alguien tiene va a terminar haciéndose cargo de esos pasivos.
Te doy un ejemplo: la soja necesita en gran cantidad un nutriente fundamental del suelo que es el fósforo, que no aparece valuado en el costo final. Se calcula que la cantidad de fósforo que se exporta por año con la soja es de 1.000 millones de dólares. Para recuperar ese nutriente hay que hacer una fuerte inversión, el tema es quién se hace cargo de ello, probablemente lo haga el Estado, o sea, todos nosotros”.
Priotto estuvo en Roca para dar una charla sobre Educación Ambiental, remarcó que está lejos de las campañas "tipo ‘Salve a las ballenas’" y destacó la necesidad de asumir una perspectiva crítica sobre esta problemática.
Entre otras cosas, dijo lo siguiente:
“Hay un montón de costos, de pasivos ambientales, que no están siendo internalizados en los costos de producción y venta. Alguien tiene va a terminar haciéndose cargo de esos pasivos.
Te doy un ejemplo: la soja necesita en gran cantidad un nutriente fundamental del suelo que es el fósforo, que no aparece valuado en el costo final. Se calcula que la cantidad de fósforo que se exporta por año con la soja es de 1.000 millones de dólares. Para recuperar ese nutriente hay que hacer una fuerte inversión, el tema es quién se hace cargo de ello, probablemente lo haga el Estado, o sea, todos nosotros”.
lunes, 4 de agosto de 2008
Poesía tumbera, entre pibes chorros y damas gratis

Conocí sus poemas gracias a un post del chimango, porque antes de ser libro "Pintó el arrebato" fue (y sigue siendo) un blog en el que se cruzan poesías sobre drogas, cumbia, cárceles, robos, sexo, alcohol, fútbol, el barrio, violencia. "Soy empleado de una cadena de librerías. Mi trabajo no tiene, ni remotamente, nada que ver con la literatura", dice Oscar Fariña entrevistado por Escafandra.
¿Cómo nació la idea del blog?
El blog es la continuación de un proyecto que empezó como fotolog, luego de ser desactivado por los moderadores del sitio atendiendo a sus buenas conciencias. La gente de fotolog pretende un oasis higiénico on-line para que sus crías puedan retozar tranquilas. Son varios los que se encierran bajo siete llaves en countries con la misma intención. Todo empezó con el nombre, en alguna trasnochada: se me ocurrió que debía escribir un poemario que tuviera por título Pintó el arrebato y no encontré mejor alternativa al marco banal de fotolog para desarrollarlo. En ese momento estaba súper embolado de lo que venía escribiendo, en una línea más bien barroca. Me registré y santo remedio.
¿Cuál ha sido la respuesta de los lectores?
¿Cuál ha sido la respuesta de los lectores?
Muy buena. Desde los primeros tiempos del fotolog a esta parte se interesó mucha gente y pude trascender el círculo de amigos como exclusivo público lector. Edité una plaquetita que tuvo una pequeñísima repercusión mediática y sigo a la espera de que Planeta revea sus políticas editoriales y me haga millonario.En el primer Pintó... se armaba rosca, me corrían por ambos flancos: algunos me sentenciaban a muerte por negro, otros por gato bigotón. En fotolog se comenta mucho más que en los blogs y uno, así como hacen otros con el poder o la riqueza, se dedica a acumularlas "firmas". De este modo los adolescentes nos generamos un sucedáneo de confianza y amor propio. Ahora, en el blog, casi ni dejan comentarios.
¿Cómo encontrás el tono para escribir?
¿Cómo encontrás el tono para escribir?
Al tono se lo encuentra escribiendo. Antes, o simultáneamente, hay que leer y escuchar (que es lo mismo); pero creo fervientemente en la incidencia del tiempo y que el estilo proviene de la mera acumulación.
No mucho más, pasaron casi dos años desde que empecé con esto y ya es hora de pasar a otra cosa. La idea era jugar con una voz, un espacio, un cuerpo estereotipado para decir algo interesante, que me excediera. Pero todo estereotipo es perecedero y lo que parta de él, también.
¿Ese es tu ámbito o sos una especie de antropólogo de ese mundo?
¿Ese es tu ámbito o sos una especie de antropólogo de ese mundo?
¿Otro Gastón Pauls con los ojitos hush-puppies frente a la desgracia del pobre? Por favor, no. No hay dos mundos, estamos todos involucrados en el mismo y somos víctimas y cómplices. Yo sólo le dediqué especial atención a uno de los tantos registros que me atraviesan en tanto sujeto social para hacer poesía. Y no creo necesario declarar ningún prontuario para legitimarla. Debo decir, de todos modos, si a alguien le sirve de consuelo, que no poco de lo que escribo proviene de mi propia biografía. O está recogido de primera mano. Pero insisto: Pintó el arrebato no pertenece al género crónica, pertenece al género poesía.
¿Qué importancia tiene para vos el lector a la hora de escribir?
¿Qué importancia tiene para vos el lector a la hora de escribir?
Escribo para un lector hipotético que soy yo (¡a cuántos estaré parafraseando con esta frase!). En ese juego de espejos enfrentados, de micrófono apuntado al parlante, me aturdo y así sale lo que sale. Frase para la posteridad: mi estilo es el acople (a través de varios niveles) entre las dos partes de un sujeto disociado ¿Y el otro? me cago en el otro.Todas estas cosas las consigno para luego avergonzarme.
¿Estás más cerca de ser un Cucurto hardcore como leí por ahí o un Bukowski tumbero?
¿Estás más cerca de ser un Cucurto hardcore como leí por ahí o un Bukowski tumbero?
Odiosas, las comparaciones. Pero si de darle al violín se trata, debo decir que de Bukowski no leí nada, ni me interesa, y por lo tanto mal sabré yo qué entidad designa el mashup con "tumbero". Por su parte, con Cucurto no creo que haya una diferencia de grado (yo no soy más nada que él), sino de espacios: el curte imaginariamente Constitución y yo la provincia. Esta distinción capital/provincia se refleja en los tonos respectivos.
Han o has definido lo tuyo como "jaikus tumberos".
Han o has definido lo tuyo como "jaikus tumberos".
En algún momento me dediqué a componer haikus en el registro de Pintó...respetando sólo la métrica de la forma. Fue un período corto, no muy productivo.Algún ejemplo de sus resultados podría ser este:
ahí va la romi:
mirá que flor de zanja
y yo sin botas
¿De qué escritores te sentís cercano?
¿De qué escritores te sentís cercano?
Participaron involuntariamente de la composición de Pintó... Juan Desiderio, Washington Cucurto, Leónidas Lamborghini, Vicente Luy, Pablo Lescano, Martín Gambarotta, Alejandro López, Daniel Durand y otros tantos.(Me sé un montón más de escritores, pero tampoco viene al caso andar pregonando.)
¿Cómo te fue con el libro?
Estoy contento porque lo leyó mucha gente. Estoy contento porque lo diseñamos, diagramamos, editamos, ensamblamos y distribuimos mi novia y yo solitos.
¿Estás laburando en algún otro libro?
¿Estás laburando en algún otro libro?
Les tengo que dar una forma definitiva a los poemas anteriores a este conjunto que ya se cierra. Estoy comenzando con otra serie cuyo título provisorio es Un ballet de policías en el agua. Querría escribir prosa pero no me sale. Alguna vez me dijeron que pasar de la poesía a la narrativa era como descender del billar al pool: te salen todas. Manzana. De todos modos, espero algún día agarrarle la mano.
Contame algo del Salfina (personaje de sus poemas).
Contame algo del Salfina (personaje de sus poemas).
El Salfina es una hipérbole de mi primo Bombi, a quién una vez en el barrio le dieron entre ocho, con puntazos incluidos, pero no pudieron dejarlo tirado en el suelo. Volvió a la casa bastante estropeado, pero caminando las dos cuadras por sus propios medios. Me jura que a dos alcanzó a embocar.
Entrevista realizada tiempo atrás en Escafandra al señor que en los billetes de $10 pone a Pablo Lezcano.
lunes, 26 de mayo de 2008
El poeta de la Seattle argentina
Entrevista con el poeta beat Alfredo Jaramillo
El viento enloquece a la gente
Shawn Kemp brilló en los Seattle Supersonics, embarazó lo que se le cruzaba, se drogó bien drogado, fue preso y ahora llegó a la Argentina. O al menos su imagen que se convirtió en la tapa de “Grunge”, el primer libro de Alfredo “Piro” Jaramillo.
Salió por Editorial Funesiana y está destinado a convertirse en un suceso minúsculo e ineludible en los peores barrios de las mejores ciudades… y en los mejores barrios de las peores ciudades, también.
Jaramillo cerró el “bulo de la muerte” y se fue a Buenos Aires escapando del viento que enloquece a la gente en la Patagonia. Claro que ya era tarde.
¿Por qué “Grunge”?
Por un sentimiento inevitable que me viene cada vez que pienso en mis experiencias en una ciudad como Neuquén. Hay algo de nostalgia y melancolía recurrente en las ciudades del Valle, como si todo estuviera a punto de terminarse sin que a nadie le importe. Y esa sensación, para mí, está muy pegada a la música y a mi propia idea de lo que les pasaba por la cabeza a los que vieron nacer el grunge en Seattle.
La música, el abatimiento, cierta desolación adolescente... esas cosas me persiguen, puedo tener 25 años y una carga social muy pesada que marca sentimientos que debería incorporar, maneras de reflexionar, pero no puedo desembarazarme de eso, de la sensación de estar solo, como cuando tenía 16 años y pasaba los inviernos deambulando por la ciudad.
“Grunge” es un estado mental y una utopía adolescente.
Escribirlo, de alguna manera, ¿sirve para exorcizar esas experiencias, esos sentimientos?
Creo que se trata más de hacerlas volver, de evitar que se pierdan... antes que sublimarlas, traerlas más adentro. Vivimos un tiempo de mierda, nadie recuerda lo que hizo ayer, los blogs tienen algo de eso, los shoppings, el zapping, las parejas que duran dos meses... todo parece apuntar a no dejar nada adentro nuestro. “Grunge” intenta no olvidar el grito original... esa sensación de que todo puede estar mal mañana, así que no perdamos tiempo.
Y de algún modo también se trata de acercar esa educación sentimental en el más acá del Yo, para devolverla a un "lector" (esa confabulación absurda y arbitraria), compartir la música mental con otros.
En los poemas posteados en tu blog encontré peronismo, muerte, amor, rock, violencia, dolor, sexo, desaparecidos, filosofía, política, Neuquén, ¿en “Grunge” están los mismos temas?
No de todos, pero reaparecen algunos. Se habla de ciertos paraísos artificiales ligados al amor, la amistad, la droga, la literatura, la vida de un chico del interior que viaja a Buenos Aires y encuentra otro mundo... pero hay una vuelta de tuerca más, está la construcción mitológica de Seattle.
Cuando hicimos los primeros Villancicos (encuentros de literatura en voz alta matizada con cerveza y rock), Federico Levín dijo "NQN es la Seattle argentina".
Nosotros (mis amigos) ya sentíamos eso desde antes... ahora me resulta muy estimulante contribuir a que el mito crezca.
El viento enloquece a la gente
Shawn Kemp brilló en los Seattle Supersonics, embarazó lo que se le cruzaba, se drogó bien drogado, fue preso y ahora llegó a la Argentina. O al menos su imagen que se convirtió en la tapa de “Grunge”, el primer libro de Alfredo “Piro” Jaramillo.
Salió por Editorial Funesiana y está destinado a convertirse en un suceso minúsculo e ineludible en los peores barrios de las mejores ciudades… y en los mejores barrios de las peores ciudades, también.
Jaramillo cerró el “bulo de la muerte” y se fue a Buenos Aires escapando del viento que enloquece a la gente en la Patagonia. Claro que ya era tarde.
¿Por qué “Grunge”?
Por un sentimiento inevitable que me viene cada vez que pienso en mis experiencias en una ciudad como Neuquén. Hay algo de nostalgia y melancolía recurrente en las ciudades del Valle, como si todo estuviera a punto de terminarse sin que a nadie le importe. Y esa sensación, para mí, está muy pegada a la música y a mi propia idea de lo que les pasaba por la cabeza a los que vieron nacer el grunge en Seattle.
La música, el abatimiento, cierta desolación adolescente... esas cosas me persiguen, puedo tener 25 años y una carga social muy pesada que marca sentimientos que debería incorporar, maneras de reflexionar, pero no puedo desembarazarme de eso, de la sensación de estar solo, como cuando tenía 16 años y pasaba los inviernos deambulando por la ciudad.
“Grunge” es un estado mental y una utopía adolescente.
Escribirlo, de alguna manera, ¿sirve para exorcizar esas experiencias, esos sentimientos?
Creo que se trata más de hacerlas volver, de evitar que se pierdan... antes que sublimarlas, traerlas más adentro. Vivimos un tiempo de mierda, nadie recuerda lo que hizo ayer, los blogs tienen algo de eso, los shoppings, el zapping, las parejas que duran dos meses... todo parece apuntar a no dejar nada adentro nuestro. “Grunge” intenta no olvidar el grito original... esa sensación de que todo puede estar mal mañana, así que no perdamos tiempo.
Y de algún modo también se trata de acercar esa educación sentimental en el más acá del Yo, para devolverla a un "lector" (esa confabulación absurda y arbitraria), compartir la música mental con otros.
En los poemas posteados en tu blog encontré peronismo, muerte, amor, rock, violencia, dolor, sexo, desaparecidos, filosofía, política, Neuquén, ¿en “Grunge” están los mismos temas?
No de todos, pero reaparecen algunos. Se habla de ciertos paraísos artificiales ligados al amor, la amistad, la droga, la literatura, la vida de un chico del interior que viaja a Buenos Aires y encuentra otro mundo... pero hay una vuelta de tuerca más, está la construcción mitológica de Seattle.
Cuando hicimos los primeros Villancicos (encuentros de literatura en voz alta matizada con cerveza y rock), Federico Levín dijo "NQN es la Seattle argentina".
Nosotros (mis amigos) ya sentíamos eso desde antes... ahora me resulta muy estimulante contribuir a que el mito crezca.
¿Qué te aporta como poeta el hecho de ser un blogger?
Me sirvió para convertir la escritura en algo más cotidiano y menos sacralizante... para desarmar el mito de "El Escritor".
El blog empezó como un diario de un viaje a Europa y terminó llevándome a escribir una poesía más mundana, más sencilla, sin obligaciones de decir cosas importantes.
Hay un consenso en definir al blog como una literatura del yo, o mejor: como cierta banalización de la idea de autor, etc. Eso me parece una mierda, es un enfoque muy autoritario... a mí encantan los fotologs de minitas que hablan de que quieren "muchi" a sus amigas, o los blogs de escritores malísimos que lo único que pueden hacer para no irse tan tristes a la tumba es hablar de ellos mismos.
Es la chance de que todos cumplan su propia fantasía estetizante. Pero ojo: el límite está muy cerca. Me parece que los blogs no llevan lejos, la escritura (más temprano que tarde) desborda ese espacio, se nutre de fondos más sucios y más secretos que el espacio de la publicación digital.
¿Cuáles son esos fondos sucios y secretos?
Escribir para nadie, escribir como necesidad existencial, cuando un poema se convierte en lo que te salva de estar tirado en la cama mirando el techo. En “Grunge”, se trataba de hablar sobre una ciudad y las maneras de escapar de ella, de contar lo mal y lo bien que se la pasa en fiestas malas donde la droga y la música era una manera de prolongar el desconcierto... es una experiencia muy perturbadora y desconcertante, pero no deja de ser algo hermoso sentir que estás gastando juventud para nada.
¿De alguna manera influye en vos el vínculo directo que se genera con los lectores en encuentros como Villancicos Vrutales?
La verdad que no... quizá en cierto aspecto me lamente de eso... digo: lo que me interesa de un espacio como los Villancicos es apostar a que se genere algo más allá de la escritura, ver cómo funciona en medio de skaters y gente careta... pero en mi caso no hubo feedback, y a fin de cuentas tiendo a pensar que está muy bien; las lecturas ocupan un espacio cuya potencialidad tiene más que ver con la socialización dentro del campo literario (escritores, periodistas y editores) antes que un encuentro con el lector.
La literatura puede prescindir de un lector empírico: ahí está Kafka, con una obra increíble, temeroso de publicar. Ahí deben estar también decenas de escritores neuquinos y rionegrinos haciendo sonar su música mental sin que nosotros nos demos cuenta.
¿Cómo ves al campo literario local?
En su mayor parte está compuesto de viejos aburridos y resentidos que todavía creen que están viviendo en el alfonsinismo, con esa idea de que son los grandes garantes del orden artístico, etc.
No los culpo, la historia los pasó por encima y se la están comiendo doblada, pero hay otros que me dan algo más de lástima: son esos pibes de mi edad que heredan esa escolástica imaginaria. El tono afectado, hablan de los cardos, del viento y toda esa mierda... ¿a quién le interesa? Hoy el mundo es otra cosa, me interesa hablar más de los chicos que compran ropa cara y salen a pasear por las calles de ciudades congeladas en el tiempo.
En el aspecto artístico el periodismo es muy retrógrado e ignorante... se siguen escribiendo reseñas de la Fiesta de la Manzana y no se ven críticas de libros de gente nueva ni reseñas de muestras artísticas... ni hablar de la manera en la que hablan acerca de esos temas, sacadas del manual del sentido común y muy muy alejadas de una sensibilidad más contemporánea.
¿Es cierto que te fuiste a Buenos Aires con apenas 30 pesos en el bolsillo?
Es cierto, sí. Así que quiero aprovechar este prestigioso medio para agradecer a todos los amigos y familiares que oficiaron de banqueros y filántropos para que yo pueda terminar de convertirme en un gran artista, el tipo de personalidad que le dé al Valle un lugar importante en nuestra historia
¿Qué secuelas te dejó tu experiencia con el ajenjo en Portugal?
Mirá... la sustancia en sí no era la más pura porque tenía apenas 70 grados de alcohol, y el posta posta tiene cerca de 100, pero qué te puedo decir... estaba en Porto, de viaje con una española hermosa, en un bar donde pasaban una música alucinante, cerca del puerto, salimos a las siete de la mañana y los portugueses iban a trabajar... eso fue lo más cerca que voy a estar de Arthur Rimbaud, te lo aseguro.
¿Es cierto que el comisario de a bordo de un vuelo que hiciste era Guido Süller?
Sí, sí, es una historia verídica, era Guido Süller... me lo encontré en la cinta de equipaje en Ezeiza, y debo decir que en esa ocasión no se parecía nada de nada al travesti que veíamos en los programas de Mauro Viale (N. del R: yo veía el programa y no se travestía).
En “La vida de los otros” uno de los espías dice que prefiere vigilar artistas porque siempre tienen sexo, en la Argentina K ¿pasa lo mismo con los poetas?
No. Los poetas de la Argentina K se la pasan buscando sexo pero no lo consiguen porque hablan mucho y dicen boludeces. Para coger bien, hoy hay que ser publicista.
Volvamos al libro porque nos estamos desbandando. Para escribir poemas, ¿hay que sufrir?
Hay que falopearse y ver qué pasa.
Señor Jaramillo, ¿es una idea mía o usted está tratando de aprovecharse de la poesía para convertirse en un rockero?
Sin ninguna duda. Quiero robar un tiempo más con estas cosas para (el que avisa no es traidor) terminar convirtiéndome en el Lou Reed de Plottier.
Termina de sonar “Vitalogy” de Pearl Jam. Alfredo se despide diciendo que tiene una cena (gratuita) con la gente del BAFICI, donde ofició de traductor de películas más horas de las que un cerebro normal puede soportar.
¡Buen provecho, Señor Chimango, disfrute del banquete!
Entrevista publicada en la revista Leche.
jueves, 14 de febrero de 2008
Cacho en el país de la Manzanas

Los que no son del valle tal vez no lo sepan, pero hoy comienza la Fiesta Nacional de la Manzana en General Roca (Río Negro).
Cinco noches con Kapanga, Árbol, Kinky, Divididos, Mariano Mores, Valeria Lynch, Cacho Castaña, Miranda, Coty, Banda Registrada, Chayanne, el Chaqueño “Hummer” Palavecino y Mercedes Sosa.
Les dejó las entrevistas que les hice para la revista Leche a Árbol y a los mexicanos de Kinky.
Como yapa, va una nota sobre cómo sería la noche con Cacho Castaña tras su actuación.
El vendedor de ilusiones
La mentira del lenguaje, la ilusión de las palabras, la imposición de conceptos, su uso y abuso. Cada vez es más común encontrar por ahí el término “vintage”.
Palabra que ahora muchos aplican a cualquier cosa para agregarle un par de ceros al precio. Vintage es un clásico, un artículo de colección que con los años mejoró su calidad, que añejó como los buenos vinos.
¿Todavía no te queda claro qué es vintage?
Entonces andá el viernes al predio de la Fiesta de la Manzana y cuando se asome al escenario Cacho Castaña vas a empezar a entender.
Y cuando termine de actuar y se lleve las bombachas que le tiren para agrandar su colección, sólo comparable con la de Sandro, vayamos a saludarlo al camarín haciendo oídos sordos a los que lo acusan de grasa.
Entremos camuflados al Planeta Castaña. El gato bien peinado, sombrero de ala ancha, chalina blanca, camisa negra abierta y los pelos del pecho erizados pidiendo labios femeninos que sacien ese fuego.
La contraseña es fácil: Johnny Walker 12 años.
Saludarlo con un apretón de manos y palmearle el hombro. Cagarte de risa de los sábados a la siesta que pasaste viendo la trilogía del amor (La Carpa, La Playa y La Discoteca del Amor).
Y cuando Cacho acueste el espejo y se cite diciendo “yo nunca tuve problemas con las drogas... consigo siempre”; aceptar la invitación, reivindicar a los viejos winnes, llegar hasta el final de la raya y servirle en bandeja el mejor centro de tu vida para que grite el primer gol de una noche que recién empieza.
Acelerar una cupe Fuego, largarle besos a los travestis y jugar al billar en un bar de la B. Apostarle las cadenas de oro a una carambola imposible.
Terminar la botella de whisky.
Colgarte de su fama y empezar a firmar autógrafos. Arrancar un par de celulares de mujeres con pasado, con escotes transpirados y miradas felinas.
Decirle “te voy a hacer una oferta que no vas a poder rechazar”, verle brillar los colmillos y rumbear al norte.
Entrar al Bailantazo de Beto mirando a todos a los ojos, porque estás con Cacho de Buenos Aires, con el que se le animó a la mujer de Monzón, con el que le acaricia el oído a la “Gata” Varela, con el que celebró el punto y coma del “Polaco” Goyeneche.
Hacer coros en “La reina de la bailanta”, ponerte la chalina de Cacho de vincha, señalar a la más linda y cantarle “si te agarro con otro te mato”.
Abrazar a todos.
Pedir más whisky.
Ver amanecer.
Sonreír cuando antes de subir al auto te diga “dejame a la pendeja, que ya tengo los dientes gastados”.
Cerrar la reja del ascensor del hotel, disfrutar del silencio artificial y antes de abrir la puerta de la habitación preguntarle, ¿Cacho, para cuándo un disco de Babasónicos con canciones tuyas?
Aclaración: El párrafo en cursiva me pidieron que lo suavizara, mandé estas dos opciones, no sé cuál habrán usado.
-Imitarlo diciendo “yo nunca tuve problemas con las drogas... consigo siempre” y patearle un penal al cerebro.
-Ver el reflejo que devuelve el espejo tamizado y endurecerse sin perder la ternura en una noche que recién empieza.
El texto de Cacho se lo dedico a Mr. Durazno, que el viernes lo irá a escuchar.
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