En Fort, como en las vedettes, todo es excesivo. No es rico sino multimillonario. No luce en forma sino deforme. Su único estado anímico es la euforia. No discute: ordena o se larga. No gasta, derrocha. No explica, se define por presencia o ausencia. No trabaja, se exhibe.Gran nota de Claudio Andrade acerca de Ricardo Fort en
5 ciclos.
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