"Cuando uno lee sobre el comportamiento de los tiburones se entera que son una máquina de devorar de movimiento continuo, los atrae la sangre, los guían los golpes rítmicos, los metales los enceguecen y arremeten sin darse cuenta de que esa cosa que mastican no es nutritiva de nada pero igual lo hacen. No hay nada más parecido a los tiburónes que los productores de televisión sobre todo los que trabajan en el día a día, con la actualidad caliente, con la exigencia del ráting, de sorprender al espectador de atraparlo con lo que sea. Conozco esa sensación porque participé del armado del desfile de gente sin cabeza, aunque alguna vez pusimos al aire una chica con dos cabezas. Mentí, estafé, arrojé teléfonos contra la pared, le sonreí a sujetos despreciables, hice guardias inauditas para conseguir cosas que me importaban personalmente nada pero que en ese momento eran lo que el arca de la alianza para Indiana Jones en la primera película de la serie. Me divertía, es divertido hacer eso, es divertido hacer la puesta en escena de una máquina de la verdad o armar una investigación sin ningún rigor científico porque esto es la televisión no Harvard..."
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